Ante
una permanente y constante demanda de Cataluña, que por su propia dinámica siempre
será imposible de satisfacer, de un trato más favorable que el actual, sobre
todo en el área económica, salta a primer plano la palabra independencia.
En
primer lugar sería muy discutible, y desde luego necesario comprobar, hasta
donde el ansia de independencia impregna el sentir de la mayoría de los ciudadanos
catalanes, y hasta donde es un instrumento que círculos políticos utilizan en
simple provecho propio, sin el menor escrúpulo del daño que puedan causar al
colectivo que representan, aunque, eso sí, hayan sido elegidos
democráticamente.
Quizás,
en vez de envolverse tanto en la bandera y entonar su himno, lo que es importante
para un pueblo, digno de respeto, debería exponerse a los ciudadanos, con claridad, cuál
son las dificultades del camino a recorrer, si se toma una dirección u otra, y
las consecuencias inmediatas y a medio y
largo plazo.
Una
Cataluña independiente quedaría fuera de la Unión Europea y no podría acceder a
ella más que con el voto afirmativo de la totalidad de sus miembros, entre
ellos España.
Un
estado soberano e independiente, creo recordar, que tenía como características:
Moneda y Hacienda propia, Servicio Exterior propio, Justicia independiente y
Ejército nacional. De la nueva situación se derivan una serie de preguntas, que
merecen respuesta y aclaración para ciudadanos cuya vida daría un giro de ciento
ochenta grados y que en su mayoría no saben que hay en el nuevo camino que se
les propone recorrer.
¿Los
ciudadanos con residencia en Cataluña habrían de exhibir un pasaporte de país
extracomunitario para entrar en los países de la Unión Europea, incluso en
España? La libre circulación de ciudadanos es para los que lo son de la Unión
Europea, no para los de terceros países. ¿Se establecería una nueva normativa sobre
inmigración y libre circulación de mercancías? ¿Quedaría
monetariamente Cataluña fuera del Euro?¿Dispondría Cataluña de un ejército
propio que le permitiese adherirse a la O.T.A.N y atender su colaboración con
el resto de los países de la Unión Europea?¿Está
Cataluña en condiciones de instaurar los Servicios Exteriores, es decir
embajadas y consulados en las naciones del resto del mundo, que su
independencia exigiría?
Si
se pretende, mediante un proceso público consultivo, conocer lo que los
ciudadanos quieren, habrá que empezar por que conozcan las consecuencias de su
respuesta, si no toda respuesta estará carente de sentido.
Elisa Martínez de Miguel
2013
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