lunes, 17 de septiembre de 2012

Abandonando la Zona Euro

Publicado en "Negocio"
                                                    Enero 2010

El presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, ha descartado la posibilidad de que alguno de los países de la “Zona Euro”, acabe abandonando el “Euro”.

Se admite, en general, que los instrumentos de los que los gobiernos disponen para reconducir una situación de crisis económicas son: el sistema fiscal, el nivel de gasto público, el tipo de interés, el control de la masa monetaria en circulación y la variación en el valor de cambio de la moneda nacional.

Permanecer en el área del Euro es renunciar a una regulación autónoma de los instrumentos de política monetaria. El control de la masa monetaria en circulación, el tipo de interés y la variación en el valor de cambio de la moneda,  son regulados por una autoridad monetaria única para todos los países que han adoptado el Euro como moneda propia.

No queda pues más capacidad de maniobra a los gobiernos nacionales que la que proporciona la utilización del déficit presupuestario, en sus dos caras; aumentar o disminuir los impuestos y aumentar o disminuir el gasto público. Ya que la alternativa de abandonar el “Euro” no entra en consideración, pues los países, que hoy día, podrían sentir la tentación de adoptarla se convertirían en un paria sin rumbo en el actual contexto de la economía mundial.

El aumento del “déficit presupuestario” supone comprometer el futuro del país, que habrá de devolver en los próximos años las deudas que hoy contraigan. Pero lo más grave es contraer año tras año déficits desmesurados para mantener el gasto corriente y no para abordar inversiones que en un futuro sean rentables y compensen los pagos por devolución de las deudas.

En cuanto a la posible disminución de la cuantía del “déficit público”: El incremento de los impuestos contará con un rechazo importante. También seria acertado la contención e incluso reducción de los sueldos y salarios de funcionarios y asalariados del sector público, decisión arriesgada cara a unos procesos electorales, no tan lejanos, y que nadie tomará.

En definitiva nos sospechamos que gran parte del pago de la factura de esta crisis, en forma de cancelación del nivel de endeudamiento del Sector Público, tendrá que ser atendida por nuestros hijos, nietos y generaciones venideras.

En cuanto a la salida de la crisis, dado el bloqueo que produce el riesgo preelectoral en cuanto a las decisiones a tomar por el Gobierno, y a las limitaciones para utilizar los instrumentos monetarios para la reorientación de las magnitudes macroeconómicas, no nos queda otra opción que esperar a que los países más potentes de la Unión Europea salgan de ella y luego tiren de nosotros.

Elisa Martínez de Miguel


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