lunes, 17 de septiembre de 2012

Evitar lo Inevitable

Publicado en "El Economista"
                                               Diciembre de 2009

Todos los días nuestra amada televisión nos flagela con impactantes imágenes de catástrofes, más o menos naturales, que se llevan por delante centenares de vidas humanas y que evidencian el dolor, el sufrimiento, la angustia y el terror en el que están inmersos centenares de seres humanos.

En África, priman las sequías y el hambre; en América del Sur los desplomes y corrimientos de tierras; en Asia las inundaciones, en Australia y América del Norte los devastadores incendios. En Europa nos conformamos con gélidas temporadas y alguna que otra inundación. El locutor de turno nos informa: que  las causas de los fenómenos que contemplamos son probablemente debidas al “Cambio Climático”.

Pero la pregunta del millón es: ¿En el caso de que todas las recomendaciones que se hacen sobre la supresión de las emisiones de CO2, se atendiesen y cumpliesen, se detendría el cambio climático? La repuesta es No.

Desde que el mundo es mundo, el clima ha venido cambiando permanentemente. Conocemos las causas más inmediatas, y no con absoluta seguridad: que si un meteorito, que unas erupciones volcánicas, que si cambió el eje magnético de la tierra y algunas más que ahora no recuerdo. Lo que resulta inevitable es que estos cambios se seguirán produciendo y que a evitar las consecuencias previsibles de los mismos deberíamos dedicar muchos de los esfuerzos y medios económicos que se utilizan en decir que estos se van a impedir.

Está bien, muy bien, reducir las emisiones de CO2, la calidad de vida mejorará notablemente, sobre todo donde esa calidad ya es muy buena. Pero parece que se aproxima mucho a “pedir peras al olmo”, pretender que países con un nivel de renta alejadísimo de los que detentan los primeros lugares en el “ranking”, se contraigan en sus instalaciones industriales; e incluso en naciones, que en cifras macroeconómicas son lideres en el PIB pero con una elevadas tasas de paro, fomenten el cierre de empresas que se encuentren fuera de norma. Es cierto que la innovación industrial que implica el adaptarse a las nuevas normas anticontaminantes, generará nuevas técnicas, nuevas empresas y muchos nuevos puestos de  trabajo, pero la gente tiene la manía de querer comer todos  los días, y no parecen dispuestas a esperar para ello, a que el paraíso llegue dentro de algún tiempo.

Necesitamos acuerdos e inversiones, para evitar lo que es evitable, el dolor y la muerte de seres humanos y la desaparición de especies animales y  plantas, que el inevitable cambio climático esta y seguirá produciendo.

Reflexionemos y admitamos: que lo urgente es, muchas veces, más prioritario  que lo importante.

Elisa Martínez de Miguel

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