lunes, 17 de septiembre de 2012

El Talento a los 80

Publicado en "El Economista"
                                                              Noviembre 2009

Cuando buscamos una persona para situarla al frente de una entidad empresarial para que la dirija ¿qué variables hemos de considerar? Parece acertado iniciar el análisis por el entorno donde se ubicará al directivo y por las características de la entidad que va a ser dirigida.

La cualificación técnica se adquiere, partiendo de una capacidad intelectual suficiente, a base de horas de estudio y trabajo, con tenacidad y esfuerzo y en un periodo no necesariamente muy amplio. Hay otras cualidades que sí requieren periodos bastante amplios en su ejercicio y una contrastación de méritos y capacidades que sólo el tiempo puede proporcionar. En este segundo grupo incluimos la capacidad de consensuar criterios y voluntades en grupos humanos numerosos, con intereses no siempre convergentes, al menos a primera vista, y la capacidad de ser considerado persona con la que se puede pactar, o admitir como representante de intereses de terceros en negociaciones y pactos.

Los años son una variable a considerar en todo caso: Pocos años hacen presumir energía, conocimientos actualizados, dedicación sin límite de horas, ambición, pero también hacen prever la asunción de riesgos innecesarios, cierta propensión a la instabilidad laboral, carencia de escrúpulos para atender ofertas más tentadores, abandonando puesto y responsabilidades.

Muchos años deben hacer  suponer pocas cosas, pues casi todo ya está demostrado: la capacidad y habilidad en la misión que se le encomienda, su lealtad y dedicación a los compromisos que contrae. La edad puede minorar la capacidad de resistencia en el  esfuerzo físico e incluso a la dedicación sin límite de horas, pero es muy probable encontrar ponderación en los riesgos que se asumen y en los pactos que se contraigan.

Televisión Española, suprimidos sus ingresos por publicidad, queda en su mayor parte convertida en una gigantesca entidad administrativa, con evidentes necesidades de pactos internos entre su personal, no sólo económicos sino incluso ideológicos. Con perentorias necesidades de compromisos con entidades públicas de muy diverso carácter, y con instituciones que tienen o pueden poner en marcha muy poderosos medios para presionar e influir en decisiones que el “Ente” ha de de tomar.

La persona que se ha puesto al frente de la institución, dando por supuesto que sus condiciones físicas no le han supuesto limitación alguna, reúne las características precisas, contrastadas a lo largo de muchos años para atender las necesidades que caracterizarán la gestión del organismo en los años inmediatos, sin que su edad haya de tomarse en consideración. El futuro dirá.

Elisa Martinez de Miguel


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