Publicado en "Cinco Dias"
Mayo 2010
"Que paguen más
los que más tienen y reciban más los que más lo necesitan”. Bello y ético
principio, total y sustancialmente extraño a la economía y a quienes ejercen y
viven de la política.
Ante las últimas
medidas de carácter económico propuestas por el Gobierno, se alzan voces
clamando por la injusticia de hacer recaer el peso de la recuperación económica
sobre los más débiles económicamente y que, además se esgrime, no son los
responsables de la actual debacle que arrasa el país. Como medida compensadora,
se exige que paguen más lo que más tienen y el Gobierno deja entrever, que si,
que lo hará.
Las verdaderas
grandes fortunas, los grandes patrimonios, quienes ingresan o son remunerados con
cifras que contienen muchos ceros, pero muchos, no están bajo la jurisdicción
de este gobierno, en realidad bajo la jurisdicción efectiva de ningún gobierno,
ya que se ocultan en los llamados paraísos fiscales. El número de fórmulas
societarias que excluyen de los regímenes generales de tributación son lo
suficientemente amplias para que todos encuentren cobijo. Por tanto sobre este
colectivo no hay posibilidad de actuar.
El “que paguen
más los que más tienen”, se transformará en un nuevo apretón a la clase media.
Ciertamente a aquellos miembros de la clase media económicamente más
relevantes, los que han conseguido alcanzar los primeros tramos en el ejercicio
de sus actividades profesionales, los que han conseguido hacer de medianas
empresas importantes fuentes de riqueza, algunos que han tenido la suerte de
dar un pequeño “pelotazo” vendiendo un inmueble del patrimonio familiar o
incluso que un acertado manejo en bolsa les ha permitido un desahogo económico
pasajero. Pero son clase media.
Algún día, en
esta aldea global que es la Unión Europea, alguien defenderá que la fiscalidad
ha de ser única y global para tener alguna posibilidad de ser minimamente
equitativa. Que los paraísos fiscales han de ser declarados “territorios ajurídicos”,
es decir todo lo que en ellos se contrate, se constituya o pacte, carecerá de
validez en toda la Unión Europea.
Que los billetes de quinientos euros sirven fundamentalmente, para actividades
delictivas y que deben ser retirados, canjeándose mediante previa
identificación de su titular.
Nunca olvidemos
que también en economía existe el eje del mal y los países pirata. Las cifras
multimillonarias al acceso de todo
lector de periódico, libres de impuestos, son un escándalo permanente y un
hueso duro de roer, que nadie roerá.
Por favor dejen
de hacer demagogia con la equidad en materia fiscal. Se grava de donde más se
obtiene y en donde menos resistencia hay. Hoy por hoy y de nuevo en la clase
media, y a callar.
Elisa Martínez de Miguel
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