Publicado en “Negocio”
Marzo 2003
La abundancia de
textos y declaraciones, manteniendo y defendiendo que los regímenes
democráticos exigen la existencia de tres poderes que son autónomos entre sí, que
se contraponen y en ocasiones se controlan y limitan unos a otros, es
abrumadora y a nadie se le ocurre hoy en día discutirlo: El Poder Legislativo.
El Poder Ejecutivo y El Poder Judicial.
En principio, los
titulares de los tres poderes han de responder ante los ciudadanos de su
gestión, y si esta no es satisfactoria, serán relevados de sus honorables
puestos por los propios ciudadanos en las elecciones siguientes.
Un atentado grave
contra la esencia de la democracia, y que de hecho la desnaturaliza, es la dependencia
de uno de los poderes mencionados de otro de ellos. La única forma de evitarlo
es que quienes han de detentar la titularidad de los mismos se sometan al
juicio del ciudadano al final de su periodo de gestión.
En España vivimos
en una democracia corta y limitada, teorías afirmando que los ciudadanos no
están suficientemente preparados para asumir más democracia, las hay por todas
partes. Yo creo que los españoles son uno de los pueblos más sabios del
occidente europeo y también más escarmentados de sus propios errores.
Quiero votar un
Poder Legislativo, en el que los elegidos diputados sean responsables de las
leyes que aprueben y sean autónomos para redactarlas, defenderlas y votarlas, y
no reciban instrucciones del Poder Ejecutivo o, para que quede claro, del
Gobierno.
Quiero votar un
Poder Ejecutivo, es decir un presidente, con suficiente poder y medios para
dirigir la nación, nombrando su gabinete ministerial, pero dentro de un marco
legislativo que le viene dado y que el propio gobierno no hace a su medida y modifica,
y se olvida de cumplir cuando no le conviene.
Quiero votar un
Poder Judicial que goce de la autonomía, facultades y medios suficientes para
hacer cumplir las leyes y exigir su cumplimiento, no sólo a los ciudadanos, que
hoy se denominan de a pie, sino también a los
miembros del Poder Ejecutivo, y poder echar en cara al Poder Legislativo
la incoherencia e insuficiencia de las leyes aprobadas, cuando así sea. Hablo
de votar, a nivel nacional, a nivel autonómico y provincial, la cabeza de la
fiscalía y de la magistratura, que encauzará, orientará y vigilara el resto de
la estructura judicial.
Quiero votar a
los tres separadamente, quiero que los tres respondan de su gestión autónomamente
y quiero poder sustituir a aquellos que me parezcan que no han cumplido con los
compromisos que, yo entienda, han adquirido al presentarse a las elecciones y
ser elegidos.
Elisa Martínez de
Miguel
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