lunes, 17 de septiembre de 2012

Debate Nuclear

Publicado en "Cinco Dias"
                                                 Marzo 2010

Si levantamos la vista de lo que estamos leyendo, prácticamente nada, de lo que hoy es de nuestro uso corriente, existiría sin la energía industrial. Todo se mueve por energía y todo se produce mediante energía.

El consumo total de energía de una nación es uno de los principales índices para establecer su lugar en el ranking mundial de riqueza o potencia económica. El consumo de energía “per capita” determina claramente, hoy día,  el nivel o calidad de vida de los componentes de un país.

La energía se produce, o se compra y se vende, en términos de mercados internacionales se importa o exporta. La necesidad de importar supone una grave dependencia de terceros, tanto a la hora de negociar los componentes de nuestras balanzas comerciales, como en cuanto a poner sobre la mesa nuestro valor estratégico.

España actualmente importa grandes cantidades de energía, sin cuyas importaciones nuestro nivel de vida y nuestra capacidad productiva se resentirían gravemente. Importamos gas de Rusia y Argelia principalmente,  energía eléctrica de Francia e indirectamente de otros países comunitarios. Para la producción autónoma dependemos de importaciones de petróleo y de importaciones de carbón y, tan sólo de un modo muy limitado y totalmente insuficiente, de la energía hidráulica y de las, actualmente denominadas, energías alternativas.

La energía de origen nuclear, es un porcentaje muy importante de la energía eléctrica de los países desarrollados y en breve plazo lo será de los países en vías de desarrollo. De los cientos de centrales nucleares repartidas por el mundo y en las decenas de años que llevan funcionando sólo  hay un caso de desastre nuclear.

Si el plan inicial de centrales nucleares español no se hubiese abortado, por razones fundamentalmente ideológicas que no técnicas o económicas, en el momento actual nuestra crisis económica seria otra, pues nuestros costes de producción serian otros y nuestra autonomía energética absolutamente diferente.

Siempre será con retraso, pero ya que vamos a dejar a las próximas generaciones unas obligaciones financieras duramente onerosas, teniendo que hacer frente al actual deterioro de nuestras cuentas públicas y con una infraestructura productiva muy deteriorada y obsoleta, al menos debiéramos intentar dejar una capacidad de producir energía con suficiente autonomía para consumir e incluso exportar.

El riesgo nuclear, en la medida que existe y no en la cuantía que es pura demagogia, ya nos rodea por todas partes. Los efectos de cualquier accidente en una central nuclear de los países que nos rodean, productores de energía eléctrica que nos exportan, recorrería la península de lado a lado.

Ya vamos con retraso, pero la carencia de un honesto debate sobre la energía nuclear es un verdadero delito político que a todos atañe.

Elisa Martínez de Miguel

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