viernes, 21 de septiembre de 2012

Alargando la Vida Laboral

De todos los graves problemas que inundan la economía española, a los que la ciudadanía es más sensible son a aquellos que, en manera conjunta y simplificada, pone de manifiesto el coeficiente de la tasa de parados existente.

Uno de ellos, y muy grave es de los jóvenes que habiendo terminado sus procesos de formación, pretenden conseguir una autonomía económica suficiente para organizar su vida presente y futura.

Por lo que no entiendo las medidas encaminadas a propiciar el alargamiento de la vida laboral de los que ya disfrutan de un puesto de trabajo; es decir el alargamiento de la vida laboral mediante el retraso de la jubilación.

El coste para la Administración de la actual masa de ciudadanos parados e improductivos es muy elevado. Coste por los abonos en concepto de paro como indirectamente al tener que estar inventando cursos y cursillos de todo tipo para tenerlos ocupados.

El colectivo que se mantiene sin jubilarse tiene un importante coste para las empresas. Las correspondientes remuneraciones han de mantenerse y la productividad a partir de cierta edad va disminuyendo. Con conocimientos en las nuevas tecnologías insuficientes y con poco entusiasmo para seguir trabajando.

Es cierto que al ser jubilados pasarían a cobrar sus pensiones, que hemos de suponer en principio suficientemente dignas y si no lo son entramos en otro tema que es la financiación y cuantificación de las pensiones.

Resumiendo: El alargamiento de la vida laboral mediante el retraso en la edad de jubilación supone que un importante número de puestos de trabajo no quedará disponible para que entren nuevos trabajadores.

Una alternativa que parece más coherente que la actual situación del mercado laboral y sobre todo con su futuro inmediato sería reducir la edad de jubilación obligatoria y dar acceso a los puestos así liberados a los demandantes hoy en paro, principalmente jóvenes. Parece bastante desacertado mantener bloqueado el acceso a puestos de trabajo a nuevas generaciones alargando innecesariamente la vida laboral.

Los obstáculos, por muchas vueltas que demos a la cuestión son dos: La necesidad de modificar el actual sistema de pensiones basado en una filosofía totalmente obsoleta y financieramente disparatada, y la educación de los ciudadanos en la utilización y disfrute de su tiempo de ocio. No se vive para trabajar, se trabaja para vivir.

Elisa Martínez de Miguel
Junio 2012

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