De todos los graves
problemas que inundan la economía española, a los que la ciudadanía es más
sensible son a aquellos que, en manera conjunta y simplificada, pone de
manifiesto el coeficiente de la tasa de parados existente.
Uno de ellos, y muy grave
es de los jóvenes que habiendo terminado sus procesos de formación, pretenden
conseguir una autonomía económica suficiente para organizar su vida presente y
futura.
Por lo que no entiendo
las medidas encaminadas a propiciar el alargamiento de la vida laboral de los
que ya disfrutan de un puesto de trabajo; es decir el alargamiento de la vida
laboral mediante el retraso de la jubilación.
El coste para la
Administración de la actual masa de ciudadanos parados e improductivos es muy
elevado. Coste por los abonos en concepto de paro como indirectamente al tener
que estar inventando cursos y cursillos de todo tipo para tenerlos ocupados.
El colectivo que se
mantiene sin jubilarse tiene un importante coste para las empresas. Las
correspondientes remuneraciones han de mantenerse y la productividad a partir
de cierta edad va disminuyendo. Con conocimientos en las nuevas tecnologías
insuficientes y con poco entusiasmo para seguir trabajando.
Es cierto que al ser
jubilados pasarían a cobrar sus pensiones, que hemos de suponer en principio
suficientemente dignas y si no lo son entramos en otro tema que es la
financiación y cuantificación de las pensiones.
Resumiendo: El
alargamiento de la vida laboral mediante el retraso en la edad de jubilación
supone que un importante número de puestos de trabajo no quedará disponible
para que entren nuevos trabajadores.
Una alternativa que
parece más coherente que la actual situación del mercado laboral y sobre todo
con su futuro inmediato sería reducir la edad de jubilación obligatoria y dar
acceso a los puestos así liberados a los demandantes hoy en paro, principalmente
jóvenes. Parece bastante desacertado mantener bloqueado el acceso a puestos de
trabajo a nuevas generaciones alargando innecesariamente la vida laboral.
Los obstáculos, por
muchas vueltas que demos a la cuestión son dos: La necesidad de modificar
el actual sistema de pensiones basado en una filosofía totalmente obsoleta y
financieramente disparatada, y la educación de los ciudadanos en la utilización y
disfrute de su tiempo de ocio. No se vive para trabajar, se trabaja para vivir.
Elisa Martínez de Miguel
Junio 2012
Elisa Martínez de Miguel
Junio 2012
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